Caminé 22 km para conocer Los Ojos del Caburgua y la Laguna Azul
Actualizado: 21 dic 2021
Así como lo leen. Hoy fue un buen día y mis pies todavía así lo sienten…
Disfruté de otra aventura y conocí otro de los increíbles panoramas que tienen para ofrecer el Sur de Chile. Una hermosa ventaja que me da esto de haberme decidido finalmente a dar el salto y convertirme en Nómada Digital.
Decidí hacerlo a mi estilo y me fui caminando.
Desde mi casa son 16 kilómetros exactos hasta el lugar, una ruta que ya conocía pues había ido en dos oportunidades en bicicleta y también es la vía para la Playa Blanca, que queda a unos 7 kilómetros más.
MIRA EL VIDEO-BLOG DE TODA LA TRAVESÍA PARA LLEGAR HASTA LOS OJOS DEL CABURGUA.
Pero hoy fue todo un desafío, una real experiencia.
No estuvo en mis planes hasta el viernes anterior tipo 20 horas, cuando volvía de caminar desde la playa.
¿Cómo me preparé?
Si eres nuevo leyendo, debes saber que yo hago deporte, entonces tengo un plan de entrenamiento todas las semanas y éstas últimas cuatro, he estado mucho más constante con cada uno de mis entrenamientos.
Esta semana, además del trote y los rodillos planificados, sumé unas caminatas largas que consistían en ir desde mi casa hasta la playa y volver a pie.
Esto tiene una extensión de 10kilómetros (ida y vuelta). Lo hice dos veces: miércoles y viernes.
El sábado -día de la caminata- desperté temprano, tomé desayuno, preparé la mochila y partí con la meta fija de llegar a mi destino.
La vuelta la veríamos según me fuera sintiendo.

¿Qué llevé en mi mochila?
De alimentación e hidratación: agua, isotónico, un plátano, un sándwich jamón-queso y un paquete de galletas oreo. Me devolví con la mitad del isotónico, la mitad del plátano y la mitad del paquete de galletas.
También incluí un powerbank (por si me quedaba sin batería en mi teléfono). Un selfie stick -óptimo cuando viajas solo ;)-
Mis audífonos (que usé sólo en un tramo del regreso, se me hizo más rápida la caminata). Una bolsa: para los residuos y una polera (blusa) de recambio. Estaba lloviendo, así que era necesario.
¿Cómo es el trayecto?
Falso plano casi todo el camino, con un par de subidas que no se hacen tan pesadas en realidad.
Hay dos curvas que son bastante pronunciadas y que hay que tener en consideración por temas de seguridad ya que los autos pasan a muy alta velocidad.
Si haces esta travesía, te recomiendo caminar por el lado contrario en el que van los autos.
En el camino hay ENE negocios. Nunca es tan baldío o solitario.
Hay casas, negocios y muchísimo verde.
Yo en realidad disfruté cada kilómetro recorrido.
Me maravillé con lo imponente que es la naturaleza, lo diverso de sus paisajes.
Vi de todo: desde llanos repletos de caballos, ovejas, hasta puentes con ríos que enamoraban con su inmensidad y su azul intenso.
¡Ajá! ¿Y el destino?
¡Okey! Espero hayan leído toda la experiencia antes de llegar hasta este punto.
Sobre todo porque quizás lo que voy a escribir sea un poco contradictorio a lo que aparece en internet acerca del lugar.
En verdad, Los Ojos del Caburgua y La Laguna Azul son hermosos.
Sin embargo, no es para tanto y por eso agradezco quedarme con mi experiencia personal de haber caminado lo que caminé.
Eso marcó mi sábado y esa experiencia no la olvidaré jamás.
Los Ojos del Caburgua son unas cascadas muy lindas y La Laguna Azul, bella también. Pero ambos son recintos privados.
A su alrededor viven familias y son quienes cobran a los turistas por conocer el lugar y acondicionarlo para hacerlo “un parque”.
Leí en un blog vecino que cobran CLP 2.500 a los autos.
Lo cierto es que yo como caminante, sólo pagué CLP 1.500 pesos y me demoré 10 minutos en recorrer el lugar.
Luego me senté, comí algo y sería.
Si bien es algo que se debe conocer, para mí no significó un desafío el hecho de recorrerlo.
Es como ir a un jardín japonés. Es más, siento que un jardín japonés es más grande y tiene más atractivo que ese parque.

Quizás un poco controversial mi opinión, pero considerando los parques que he conocido acá, lo majestuoso y diverso que son sus paisajes, pensé que esto sería similar y no fue así.
Además, la entrada principal pertenece a una familia.
Si tú quisieras ver el atractivo desde otra perspectiva, debes salir del parque, ir a la casa del vecino, volver a pagar y ahí entrar.
Claramente guardando las distancias, es como entrar a una atracción que se encuentra dentro de un “conjunto residencial”. Ingresas por la Torre A, pero si quieres seguir viendo la misma atracción desde otro ángulo, debes salir de la Torre A, irte a la torre B y volver a pagar. No sé si me explico.
¿Lo recomiendo? Sí claro. Por el precio, está bueno que vayan.

Es un lugar muy lindo en realidad. Me gustó, pero no me encantó.
No quedé anonadada tampoco, pero fue chévere ir.
Así que, en resumen… Estuve los 20 minutos, grabé el video, armé el post y me devolví a Pucón.
Cosas qué destacar...
¡Varias! Me gustó mucho que TODO estaba señalizado. Carteles por todos lados, ruta clara. Perderse era realmente IMPOSIBLE.
Todo en súper buen estado.
AMÉ un detalle: Los árboles tenían carteles con sus nombres. Para mí, que me encanta la naturaleza, pero mi conocimiento es precario con los nombres de los árboles, este detalle fue increíble.
Si no me quiero ir caminando, ¿Cómo puedo llegar?
Buena pregunta. En cualquier garita de Camino Internacional tomas un bus que diga Caburgua y te deja en toda la entrada del lugar. Vale CLP 700.
Ajá... ¿Y si quiero ir caminando o en auto?
Caminando o auto es la misma ruta: Camino Internacional, Ruta 199 y luego sigues por S-905. No hay pérdida. Siempre recto. Si tienes señal, coloca Google Maps.
Luego, unos 300 metros antes de la entrada al parque, verás un cartel con la indicación. Pasarás de caminar por asfalto, a hacerlo por tierra. 300 metros derecho, llegas a una casa de familia, se ve una pequeña caseta y ahí cancelas.
Simple: sigue los carteles. Te juro que no hay pérdida (lo dice la persona que, ni siquiera con Maps se ubica bien jajaja).
Protocolos Covid
¡Todos! Sin mascarilla no ingresas. Y dentro del lugar, mientras caminas, debes utilizarla.

¿Novatadas?
¡YES! Una en particular que me arruinó el regreso. Como les coloqué en el título: caminé 22 kilómetros. Un total de 28.659 pasos.
Eso quiere decir que me quedé a casi a mitad de camino de regreso.
Y fue porque las medias (calcetines) no eran para caminar.
Me rozaban mucho, hasta tal punto que lastimaron las plantas de mis pies.
Ya no podía caminar.
Así que decidí esperar un bus en la caseta que tuve más a mano y los últimos 8km hacerlos en transporte público.
¿Cuánto gasté?
CLP 1.500 para la entrada al parque.
CLP 700 para el regreso en bus.
En total: CLP 2.200
El equivalente a:
Dos tutros de pollo.
Dos litros de leche.
Dos lápices pasta.
Un cuaderno.
Dos gatorade.
Una bolsa de pan integral.
Cinco láminas de queso + cinco laminas de jamón + un pan amasado.
Dos paltas.
Un completo (hot dog) + bebida.
Unas papas lays grandes.
Escoge cualquiera de esa lista y es lo que gastaste. #100%RealNOTFake
¿Lo volvería a hacer?
¡Lógico!
Hoy sólo fue el comienzo.
Compraré unos buenos calcetines y volveremos a las largas distancias caminando.
¿Anécdotas?
Tuve varias, pero hay una que me marcó.
A medida que iba caminando, los autos tocaban bocina –algunos-.
Yo no entendía por qué hasta que, cuando ya venía caminando de regreso, un copiloto que recién iba al lugar, me aplaudió.
¡Se sintió tan bien!
Es como estar haciendo algo que todo el mundo quisiera hacer, pero nadie se atreve.

Mi sensación fue similar a estar en una carrera.
Recordé cuando corrí los 21km de la Maratón de Santiago que a medida que iba corriendo, la gente aplaudía y animaba.
En esta ocasión, se sintió así.
Fue increíble. Espectacular y obviamente, lo repetiremos.
Por ahora, y lo que resta de fin de semana, descansaremos los pies. Curaremos las heridas, para ya desde el lunes, planificar la locura del siguiente sábado. ¡Nos leemos, bebés!
Silvi.